Citas XII


Yo, Presencia consciente, no conozco nada aparte de Mí mismo y, por tanto, no conozco al yo aparentemente separado. Un yo separado solo lo es desde el punto de vista ilusorio de un yo separado.

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Yo, Presencia consciente, presto mi realidad a todas las cosas aparentes, dándoles su existencia aparentemente independiente, al igual que una pantalla presta su realidad a una imagen, dando a la imagen su propia existencia aparentemente independiente.

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Sé conscientemente el espacio abierto, vacío y luminoso de Presencia consciente. Abierto, porque permite todas las apariciones de la mente, el cuerpo y el mundo tal como son, vacío porque no tiene forma propia pero permite que todas las formas estén en su interior, y  luminoso porque es aquello que ilumina o hace cognoscible toda experiencia.

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En la ignorancia, Yo, Presencia consciente, parezco tomar las cualidades del cuerpo y la mente; en la sabiduría, el cuerpo y la mente toman las cualidades de Mí.

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Para empezar, Yo, Presencia consciente, parece que esté en el mundo; después, el mundo parece estar en Mí; y finalmente, la distinción entre Yo mismo y el mundo se disuelve.

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Toda experiencia está penetrada por la luz del Conocer puro. Este Conocer penetra todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones, independientemente de sus características particulares. Yo, Presencia consciente, soy este Conocer transparente e inmutable.

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Desde el punto de vista de la tierra, el sol viene y se va, aunque, de hecho, siempre está presente. De la misma manera, desde el punto de vista del cuerpo y la mente, Yo, Presencia consciente, vengo y me voy, pero desde Mi propio punto de vista, siempre estoy presente.

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Así como la pantalla es íntimamente una con todas las imágenes y, al mismo tiempo, está libre de ellas, de igual modo, Yo, la luz del puro Conocer, soy una con todas las experiencias y, al mismo tiempo, estoy intrínsecamente libre de ellas. 

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Yo, Presencia consciente, soy consciente de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones, pero no estoy hecho de ninguno de ellos. Todo esto viene, se va, se mueve y cambia, mientras que Yo permanezco como soy, sin nacimiento, muerte, movimiento o cambio: eterno e infinito.

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Yo, Presencia consciente, no tengo nombre pero me llaman con todos los nombres; no tengo forma, pero soy la sustancia de todas las formas.

El realineamiento del cuerpo-mente de acuerdo a la comprensión.


Interlocutor: Me gustaría que hablases del realineamiento del cuerpo-mente de acuerdo a la comprensión.

Rupert Spira: Es una realineación de la manera como pensamos, sentimos, percibimos, actuamos y nos relacionamos. 

La realineación de nuestros pensamientos ocurre de manera muy rápida. Los pensamientos son los más rápidos en cambiar. 

Déjame intentar que te dé un ejemplo de esto. Digamos que estás durmiendo en tu casa por la noche, te despiertas y escuchas pasos e inmediatamente piensas: “Alguien ha entrado en mi casa, hay un ladrón en mi casa”. Este pensamiento irá acompañado de una red de sentimientos de miedo en el cuerpo que afectarán a tu respiración, tu ritmo cardiaco, tus músculos, a todo tu cuerpo. Te levantas y empiezas a recorrer la casa. Enciendes la luz y buscas en todas las habitaciones, y descubres que no hay un ladrón, no hay un intruso en tu casa. En ese momento tu creencia de que hay un ladrón se acaba.

Sin embargo, las sensaciones en el cuerpo continúan, incluso aunque la causa haya sido vista, los residuos del miedo permanecen en el cuerpo: tu corazón todavía late un poco deprisa, todavía estás sudando, tus hombros todavía están levantados… Te llevará una hora o más para que el cuerpo se relaje gradualmente, para que el miedo sea evacuado.

En nuestro caso el intruso es el yo separado, y la presencia del yo separado nos hace pensar y sentir de una manera determinada. Las dos formas esenciales del yo separado son: la resistencia a lo que es y la búsqueda de lo que no es; “no me gusta lo que está presente, quiero lo que no está presente”. Miedo y deseo: estas son las dos formas esenciales del yo separado. 

Cuando el yo separado es visto y realizamos que no somos un yo temporal y limitado, cuando realizamos que somos presencia consciente siempre presente e infinita, las creencias o los pensamientos que  giran en torno a la creencia de ser un yo separado van a cesar muy rápidamente, pero los residuos de sentimientos en el cuerpo van a durar mucho más tiempo.

En otras palabras, la parte más grande del yo separado vive en tanto que sentimientos en el cuerpo. A medida que transcurre el tiempo incorporamos más y más el cuerpo a nuestra exploración. Exploramos la experiencia real y presente del cuerpo tal como es. Es un enfoque más contemplativo que la investigación; gradualmente esta contemplación del cuerpo se va a expandir para incluir también el mundo, nuestras percepciones. 

Hemos sido condicionados a sentir el cuerpo de una forma que es consistente con nuestras creencias acerca de nosotros mismos. Lleva algún tiempo sentir el cuerpo de una manera nueva, de una manera que es consistente con nuestra nueva comprensión. No tan solo conocer que soy ilimitado sino también sentir que soy ilimitado. Eso quiere decir sentir que no estoy encerrado en un envoltorio de piel separado de lo que aparentemente está ocurriendo fuera. 

Por ejemplo, ve a la sensación táctil detrás de tus ojos... El pensamiento nos dice que esta sensación está ocurriendo dentro, en el interior, pero que mi voz está ocurriendo fuera, en el exterior. El pensamiento nos dice que la línea entre el interior y el exterior de la experiencia es la piel. Los pensamientos, sensaciones y percepciones ocurren en este lado de la piel, en el lado yo; pero el pensamiento nos dice que el sonido ocurre en el exterior, en el lado no-yo. 

¿Dónde está ocurriendo ese sonido? ¿En el interior o en el exterior de la presencia consciente? 

I: En el interior.

RS: En el interior.

Cierra tus ojos, y ves y vuelve de la sensación táctil detrás de tus ojos al sonido de la máquina. Visita cada una de estas sensaciones alternativamente. Cuando vas de una a otra sensación, ¿experimentas que abandonas un espacio llamado “cuerpo” y que entras en un espacio llamado “mundo”? ¿O ambos ocurren en el mismo espacio? 

I: En el mismo espacio.

RS: En el mismo espacio.

Añade ahora un pensamiento a la mezcla. Así que ahora tienes: un pensamiento -no importa cuál sea-, una sensación -por ejemplo la sensación táctil de detrás de los ojos o los pies-, y una experiencia del mundo -el sonido de esa máquina que suena-. 

Visita cada una de ellas alternativamente. ¿Abandonas una cosa que se llama “mente” y entras en “el cuerpo” cuando vas del pensamiento a la sensación? ¿Abandonas algo llamado “cuerpo” y entras en algo llamado “mundo” cuando vas desde la sensación a la percepción?... No, todas ocurren en el mismo espacio. 

Ahora hazte la pregunta, ¿está el pensamiento más cerca de mí que el sonido? ¿Cuál está más cerca de ti el pensamiento o el sonido? 

I: Lo mismo.

RS: Lo mismo. ¿Cuál es la distancia que hay entre ti, el pensamiento, la sensación o el sonido? 

I: Ninguna.

RS: No hay distancia. 

Ahora recorre libremente todo el espectro de tu experiencia: pensamientos, sensaciones, sentimientos, percepciones como vistas, sonidos, gustos, etc. ¿Encuentras o llegas a alcanzar algo que esté fuera de ti? 

Yo no tengo defensas pero soy tu refugio


El tiempo y el espacio se mueven a través de Mí pero yo no Me muevo a través de ellos

Yo vivo en el espacio entre pensamientos pero juego en tu pensamiento

Mi morada es el instante entre respiraciones pero bailo en tu respiración

Yo nunca soy experimentado pero tú sólo me experimentas a Mí

Yo nunca Me repito pero soy siempre el mismo

Yo soy totalmente vulnerable pero no puedo ser dañado

Yo estoy hecho de nada pero no puedo ser destruido

Yo no tengo defensas pero soy tu refugio

Yo no tengo ninguna meta pero soy el cumplimiento de todos los deseos

Yo no tengo sentimientos pero estoy abierto a todos los sentimientos

Yo no tengo pensamientos pero todos los pensamientos son una imagen de Mí

Yo soy la benevolencia misma

Yo soy imperturbable y soy por lo tanto la paz misma

Yo soy sin resistencia y soy por lo tanto la felicidad misma

Yo soy uno con todas las cosas aparentes y soy por lo tanto el amor mismo

Yo brillo en la mente como "yo"

Yo brillo en el corazón como "tú"

Yo brillo en el mundo como "ello"

Pero yo me conozco siempre sólo a Mí mismo


Fuente: Advaitainfo

Meditación: Disolviendo El Mundo En Ti Mismo




Vídeo de meditación con traducción simultánea.

Rupert nos invita a ser —a pensar y a sentir— la presencia consciente en la que aparecen todos los pensamientos, las sensaciones y las percepciones. En esta meditación se lleva a cabo una exploración de todo el espectro de la experiencia para ver que no hay separación entre ninguno de los objetos que aparecen en la presencia consciente y la propia presencia consciente.

Cuando el Yo es despojado del yo, solo el Yo permanece


Interlocutor: ¿En la comprensión se produce un traspaso de identidad de ser el cuerpo-mente a reconocerse como presencia? 

Rupert Spira: Sí, aunque no es realmente una transferencia de identidad, aunque entiendo porqué dices esto. Déjame que intente darte una metáfora que indica el proceso de manera más clara. 

Vamos a ir a mi metáfora favorita de la pantalla y la imagen. Lo realmente importante es comprender que esta pantalla no está siendo observada por alguien sentado en un sofá, sino que la pantalla misma es consciente. La película está apareciendo en la pantalla y la pantalla está mirando la película. En otras palabras, es una pantalla que es consciente de sí misma. En esta metáfora la pantalla es la presencia consciente y es inherentemente vacía, transparente y no tiene límite alguno; así que es una pantalla de televisión sin marco sin ningún límite. 

Aparece una imagen en la pantalla y esta imagen parece que la limita. La pantalla ya no es vacía y transparente, es verde y azul porque aparece un paisaje. Ahora más que una pantalla en dos dimensiones parece un paisaje tridimensional; la pantalla bidimensional y transparente parece que ha desaparecido, parece que se ha convertido en un paisaje lleno de color y en tres dimensiones. 

Imagínate que hay unos amigos que están paseando por este paisaje y le preguntamos a uno de ellos: “¿Qué es lo que ves?” El personaje describirá campos, montañas, ríos, árboles... En otras palabras, desde el punto de vista limitado de uno de los personajes de la película su experiencia consistirá en una diversidad y multiplicidad de objetos; el personaje no puede ver la pantalla aunque está hecho de ella. 

Debido a que el personaje en la película no es consciente de que está hecho de pantalla -en otras palabras, ha olvidado su verdadera naturaleza- viaja por el mundo buscando la felicidad. 

Lo que está buscando es su verdadera naturaleza: la pantalla, la sustancia de la que su experiencia presente está constituida. 

Este personaje viaja a través del mundo buscando paz y felicidad, y se frustra. Adquiere unos cuantos objetos, tiene unas cuantas relaciones -que temporalmente parecen darle lo que cree que quiere- pero después de un cierto tiempo le decepcionan de nuevo. Y otra vez parte en busca de felicidad y amor; siempre en busca de un objeto, un estado o una relación que le harán feliz. 

Cuando el mundo le ha decepcionado suficientemente, entonces, toma la vía espiritual. Encuentra un maestro que le da muchas prácticas que hacer. Empieza a meditar, tiene todo tipo de experiencias maravillosas y estas experiencias, como los objetos de antes, le dan una cierta medida de paz y felicidad. Pero estos bellos estados de expansión de la mente eventualmente desaparecerán, al igual que los objetos y las relaciones, y lo dejan ahí donde estaba: en búsqueda de paz y felicidad. 

Un día, este personaje se encuentra con la vía directa que no le aporta nada que hacer en el dominio de la mente, el cuerpo o el mundo; y que le dice: “Tú eres ya la pantalla que estás buscando, estás hecho de la sustancia de aquello que anhelas”. Y llegado un momento el personaje hace la misma pregunta que tú acabas de hacer: ¿cómo puedo cambiar mi identidad de personaje a ser la pantalla? 

No es un cambio de identidad, no dejamos de ser un personaje y empezamos a ser presencia consciente infinita. Es más bien como una disolución de todas las creencias y sentimientos que nos hacían sentir que éramos el personaje y no la pantalla.

Incluso cuando pensamos y sentimos que somos un yo separado siempre somos  presencia consciente eterna e infinita. Es el pensamiento quien superpone un límite a nuestra presencia consciente eterna e infinita haciendo que parezca algo que no es. De la misma manera que la aparición de la imagen en la pantalla hace que la pantalla, en dos dimensiones, parezca un paisaje tridimensional. En India la imagen tradicional es la de una cuerda que parece ser una serpiente. 

¿Por qué parece ser un paisaje tridimensional y no una pantalla en dos dimensiones? ¿Por qué parece una serpiente y no una cuerda? Porque no miramos lo suficiente de manera clara y honesta. 

Todo lo que estamos haciendo aquí es mirar de manera honesta a lo que somos. Vamos a la pantalla y la tocamos, y encontramos en nuestra propia experiencia, de qué está constituida. Cuando hacemos esto no encontramos árboles, campos, montañas y cielo; encontramos pantalla transparente, abierta y vacía. Cuando vamos al corazón de nosotros mismos, de nuestro ser, no encontramos un paquete de pensamientos, sensaciones, sentimientos y percepciones; encontramos presencia consciente, abierta, transparente y vacía. 

En realidad, no hay una transferencia de identidad. No es que, de repente, nos convirtamos en un nuevo ser, en un nuevo yo. 

Es por esto que Ramana Maharshi dijo: “Cuando el Yo es despojado del yo, solo el Yo permanece”. Cuando el único y verdadero Yo de presencia consciente es despojado de todas las creencias y sentimientos que el pensamiento superpone sobre él, entonces, permanece como lo que eternamente es. 

(Pasaje del Encuentro de Febrero de 2013. Disponible en "Descargas")


Citas X


Pasar de la creencia, yo soy algo, a la comprensión de que no soy nada es el camino de exclusión: no soy esto, no soy esto, no soy esto. Pasar de la comprensión de que no soy nada al sentimiento-comprensión, que todo lo abarca, de que yo soy todo, es el camino de inclusión: yo soy esto, yo soy esto, yo soy esto. El primero es el camino de comprensión, el segundo el camino de amor.

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Todo lo que se conoce es el conocer de la experiencia y Yo, Presencia consciente, soy ese conocer.

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Yo, Presencia consciente, no puedo iluminarme. Ya soy la luz que ilumina toda experiencia. Tampoco un yo separado puede iluminarse porque cuando el yo separado se enfrenta a la luz; desaparece, al igual que una sombra cuando se expone al sol.

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El yo separado es un punto de vista; Yo, Presencia consciente, soy el ver.

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La ignorancia solo es ignorancia desde el punto de vista ignorante de la ignorancia. El yo separado solo es un yo separado desde el punto de vista imaginario de un yo separado.

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El sol no puede conocer la oscuridad, de la misma manera Yo, Presencia consciente, no puedo conocer la ignorancia. Por tanto, para Mí no hay ignorancia, ni yo separado, ni objeto, persona o mundo separados. Todo esto es para el pensamiento, no para Mí.

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El yo separado es como espacio atrapado en una red, aparentemente limitado, pero no realmente.

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El yo interior separado siempre tiene un punto de vista. De hecho, el yo interior separado es un punto de vista. Sin embargo, Yo, Presencia consciente, no tengo un punto de vista. Yo soy el ver.

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La creencia de que somos un yo separado crea el sentimiento de que hay un objeto, una persona o un mundo separados. Cuando se ve claramente que el yo interior no existe, también se ve que no existe el mundo tal como parecía existir. Todo lo que queda es la intimidad continua de la experiencia, que se conoce como amor.

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El pensamiento imagina que yo, Presencia consciente, comparto los límites y el destino de la mente y el cuerpo. Con esta creencia, surge la aparente existencia de un yo temporal, en cuyo nombre se llevan a cabo la mayoría de pensamientos, sentimientos, actividades y relaciones subsiguientes. 

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El yo separado no es una entidad; es una actividad - la actividad de resistirse a lo que está presente y de buscar lo que no está presente.

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Yo, Presencia consciente, no puedo iluminarme. Ya soy la luz que ilumina toda experiencia. Tampoco puede iluminarse un yo separado porque cuando un yo separado se encuentra ante la luz, desaparece, al igual que una sombra cuando se expone al sol.

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La realidad del ser separado




Conversación sobre la “muerte del ser separado”.

Encuentro con Rupert - Barcelona, Marzo 2015

Todas las ilusiones tienen una cierta realidad en ellas. El yo separado es una ilusión porque no existe de la manera como pensamos o sentimos que existe; pero hay algo ahí.

¿Cuál es la realidad del yo separado? Es el único y puro Yo de la Presencia consciente. En otras palabras, el yo separado es un límite imaginario superpuesto por el pensamiento y sentimiento sobre la Presencia consciente. 

Tú, la consciencia, no estás encarnada


Interlocutor; Hay otras enseñanzas, otras filosofías -budismo, maestros zen- que hablan de reencarnación, del karma. Si ya lo tenemos difícil porque pensamos que somos el cuerpo y todos estos pensamientos, y entonces llega una enseñanza y te dice: no, tú no eres el cuerpo sino que puedes crear reencarnaciones y karma en tu vida; y esto me crea más confusión.

Rupert Spira: Escoge muy atentamente lo que lees. No todas las enseñanzas provienen de la misma comprensión.

Simplemente ve ahora a la experiencia de tu cuerpo. Ahora tu cuerpo es conocido mayormente en tanto que sensación, ¿no es cierto? En este momento puedes ver una fracción de tu cuerpo, pero principalmente tu cuerpo es una sensación táctil u hormigueante. Ve al interior de esa sensación, ¿encuentras en el interior de esa sensación algo llamado consciencia? o ¿aparece esa sensación en la consciencia? ¿Cuál es tu verdadera experiencia?

I: Respondería que aparece en la consciencia por lo que he oído, pero solo yo puedo sentir mi mano, la sensación de mi mano.

RS: De acuerdo. Frota tus dedos. Una nueva sensación aparece, ¿aparece esa sensación en la consciencia? o ¿de algún modo la consciencia aparece en esa sensación?

I: Aparece la consciencia en la sensación.

RS: Deja de frotar tus dedos. Ha desaparecido la sensación ¿verdad? Entonces la consciencia tiene que haber desaparecido con la sensación, ¿es eso lo que estás diciendo? ¿Tienes realmente la experiencia de que la consciencia ha desaparecido ahora o más bien tu experiencia es que la sensación viene a la consciencia y después desaparece de la consciencia, pero que ésta permanece?

I: Sí.

RS: Es esa tu experiencia. En otras palabras la consciencia no aparece de repente en la sensación, sino que la sensación aparece de repente en la consciencia. 

Tú, la consciencia, no estás encarnada, no estás en el cuerpo. El cuerpo está en ti, tú no estás en él. Incluso ahora no estás encarnada, tú nunca has estado encarnada, no has estado encarnada en el cuerpo. El cuerpo es una aparición temporal en tu presencia permanente. 

Así que, si no hay encarnación en esta vida, ¿cómo podría haber una reencarnación? Es decir, para creer en la idea de la reencarnación, primero tendrías que creer que lo que tú eres está encarnado en un cuerpo. Las enseñanzas acerca de la reencarnación son concesiones a esa creencia.

(Pasaje extraído del Encuentro de Septiembre de 2012. Disponible en "Descargas”).

El percibir es real, está hecho de consciencia


Interlocutor: Si todos llegásemos a estar el cien por cien del tiempo conectados con esta consciencia, ¿el mundo desaparecería?

Rupert Spira: Pasarías tu vida expresando paz, felicidad y amor.

I: Seguiríamos conscientes del mundo y volveríamos a ser como un niño... 

RS: Tu pregunta implica la existencia de un mundo independiente y real ahí afuera. Pero ese aparente real e independiente mundo externo depende del aparente separado yo interno. En otras palabras, el yo interno y el mundo externo surgen conjuntamente y se disuelven al mismo tiempo, se disuelven juntos. 

Aquello que permanece cuando el yo interior y el mundo exterior se disuelven y desaparecen, no es una nada vacía, sino que todavía hay pensamientos, sensaciones y percepciones. En otras palabras, hay experiencia, experimentar, pero la experiencia no estará dividida conceptualmente en dos: por un lado, una parte que experimenta el yo interno y separado; y por otro lado aquello que es experimentado, el mundo externo. Sino que el sujeto y el objeto desaparecen; de hecho no es que desaparezcan, sino que en realidad nunca estuvieron ahí. 

No es que la apariencia de la dualidad desaparezca; nunca estuvo realmente ahí, nunca hubo, en realidad, un yo interno y un tú externo. Cuando ese yo interno y ese tú externo desaparecen es lo que llamamos el amor. Cuando el yo interno y el mundo externo desaparecen eso es lo que llamamos belleza. Es la misma experiencia, son dos nombres para la misma experiencia. La disolución por un lado del yo interno, y por otro lado el mundo externo.

Ese derrumbamiento del yo, del otro y del mundo es lo que todos los “yoes” separados están anhelando; es aquello que los siete mil millones de personas están anhelando, están buscando, no sólo aquellos pocos que están interesados en la no dualidad. 

La experiencia, el experimentar no desaparece, pero el experimentador separado y lo experimentado externo, eso sí desaparece. Aparentemente parece que se unan, pero en realidad siempre estuvieron unidos, siempre fueron lo mismo. Así todo es experimentado con la misma intimidad. La amapola en el primer plano y la montaña del fondo tan sólo están cerca o lejos para el personaje en la película; para la pantalla, los dos son igual de íntimos, están igual de próximos. 

El sentido de que tan sólo estoy permeando, penetrando esta pequeña esquina del universo desaparece, y entonces sentimos que ocupamos la totalidad de nuestra experiencia. Esa intimidad es la condición natural de nuestra experiencia, no sentimos amor o intimidad tan sólo con una o dos personas o con uno o dos objetos, sino que toda la experiencia está hecha de esa intimidad. 

Es en este sentido que el mundo externo desaparece, pero la percepción, el percibir no desaparece.  Es por eso que en las enseñanzas tradicionales se dice que el mundo es una ilusión. Es tan sólo el mundo exterior, distante y separado que es una ilusión, pero la percepción, el percibir es real, está hecho de consciencia.

(Pasaje extraído del Encuentro de Febrero de 2012. Disponible en "Descargas").

Yo soy el amor con el que soy amado


Yo soy el amor con el que soy amado

Yo soy el deseo con el que soy anhelado

Yo soy el conocimiento en la ignorancia

Yo soy la respuesta en la pregunta

Yo Me doy y Me recibo perpetuamente

Yo Me presto a todas las cosas aparentes

Yo Me olvido por la alegría del descubrimiento

Yo Me divido por la belleza de la amistad

Yo Me oculto por el placer de buscar

Yo Me busco por el placer de encontrar

Yo Me encuentro por el placer de conocer

Yo Me conozco por el placer de ser

Yo soy Yo mismo por ninguna otra razón

Yo brillo

Yo devengo feo por el bien de la belleza

Yo devengo hostil por el bien del amor

Yo soy cruel por el bien de la bondad

Yo soy vasto y brillante

Yo soy el corazón del corazón

Yo soy la voz de un niño

Yo soy maravilla, asombro y deleite



Maya permanece, la ignorancia desaparece





Nuevo vídeo con subtítulos en español.

Cuando abrimos los ojos, surge la apariencia, una apariencia de espacio, de distancia, de dimensiones. Pero cuando exploramos la realidad de esa apariencia lo que encontramos es que está hecha únicamente del propio conocerla.

Y ese conocer no ocurre en el espacio sino en la consciencia. De hecho, es la consciencia. 

No tiene dimensiones, está hecha de experimentar. En nuestra experiencia, sabemos que todo está hecho de experimentar, y que yo, el que conoce la experiencia, está más cerca que cerca.

Traducción y subtítulos: http://diegomerinotraducciones.com 

La Consciencia es su propio contenido


Como herramienta pedagógica, el Advaita o la enseñanza de la no-dualidad a veces se refiere a la Consciencia y a sus contenidos, las apariencias (apariciones) que surgen dentro de ella, como dos elementos separados. Esto establece la independencia que tiene la Consciencia de sus apariencias y la dependencia que tienen las apariencias de la Consciencia.

Como tal, es una herramienta útil que desarraiga el modelo convencional de una Consciencia que depende de los objetos y de un mundo que existe separado e independiente de la Consciencia.

Sin embargo, una vez que esta verdad ha sido establecida, esta formulación en sí se convierte en una limitación e inhibe una comprensión más profunda. Lo que era cierto desde el punto de vista del paradigma convencional, dualista, se convierte en falso ante una exploración más profunda sobre la naturaleza de la experiencia.

Así que veamos de nuevo la formulación de que los objetos aparecen dentro de la Consciencia, y que cuando desaparecen, la Consciencia se queda sin contenido.

En la analogía del océano, las olas son una metáfora para las apariencias que surgen en o dentro del océano de la Consciencia.

El contenido de las olas es agua, así como el contenido de una apariencia es Consciencia.

La forma de la ola es la forma que toma el agua. Es la forma de la apariencia. ‘Ola’ es su nombre. Pero el contenido de esa apariencia no es ola. Es agua.

Del mismo modo, con el fin de ‘aparecer,’ la Consciencia se 'viste’ a sí misma en nombre y forma. Toma la forma de una apariencia proyectándose a sí misma a través de la mente y los sentidos.

Sin embargo, el contenido de cada experiencia es la Consciencia misma.

Entonces, los objetos - es decir, los pensamientos, las sensaciones y las percepciones - no son el contenido de la Consciencia. La Consciencia sola es el contenido de la Consciencia. Pensamientos, sensaciones y percepciones son los nombres y formas que la Consciencia toma en el proceso de la manifestación.

Cuando las olas se disuelven, ¿acaso su contenido desaparece? No, la apariencia de las olas cesan, pero su contenido, el agua, permanece exactamente como siempre es.

Del mismo modo, el contenido de las apariencias es la Consciencia, y cuando la apariencia desaparece, su contenido no lo hace. Entonces, el contenido de la Consciencia es  la Consciencia misma. La Consciencia es su propio contenido. Jamás se convierte en alguna otra cosa.

Esto puede ser reformulado en una manera mucho más cercana a nuestra experiencia real, diciendo que el contenido de todo es Consciencia y esta Consciencia es lo que íntimamente sabemos que somos.

La Consciencia es nuestra propia Realidad y la Realidad de todas la apariencias.

En este sentido, cada formulación acerca de la Verdad revela las limitaciones de y remplaza las formulaciones menos completas que la preceden, y entonces, así, es expuesta y remplazada por una formulación más cercana  a la experiencia directa.

Conforme esta exploración de la naturaleza se profundiza, incluso las más sutiles formulaciones son vistas como insuficientes. El punto en el que tocan la experiencia a la que se refieren, es precisamente el punto en el que se colapsan en el Silencio, que es su fuente.

(Un extracto traducido por Tarsila Murguía del libro 'The Transparency of Things,’ de Rupert Spira) 

Fuente: Presencia Consciente 

La tragedia y la comedia de la condición humana


El descubrimiento de que la paz, la felicidad y el amor están siempre presentes en el interior de nuestro ser y completamente disponibles a cada momento de la experiencia en todas las circunstancias es el descubrimiento más importante que uno puede hacer.

Normalmente nos consideramos a nosotros mismos entidades limitadas y separadas, un cuerpo y una mente nacidos en un mundo que ya existía; pensamos que nos movemos hacia delante en el tiempo, negociando las circunstancias en un intento de obtener la paz, la felicidad y el amor que anhelamos, mientras envejecemos continuamente y estamos destinados, al final, a morir.

Sin embargo, nuestra naturaleza esencial es, ella misma, puro ser, pura presencia consciente, que ni reside en el cuerpo ni en la mente ni depende de ellos. No va ni viene; no nació ni va a morir. Está eternamente presente ahora, y la paz, la felicidad y el amor son su mismísima naturaleza.

En la paz y la felicidad conocemos nuestro yo como absolutamente independiente de todas las manifestaciones aparentes del cuerpo, la mente y el mundo; así reconocemos nuestra libertad innata. En el amor nos conocemos como íntimamente uno con todas estas manifestaciones.

La libertad lo es respecto a estas manifestaciones aparentes; el amor tiene lugar dentro de ellas.

Y ¿quién ha llevado a cabo este descubrimiento sobre nuestro yo? Nadie distinto de nuestro yo. Este descubrimiento proviene de nuestra propia experiencia íntima de nuestro yo, de su conocimiento íntimo de si mismo.

En otras palabras, el solo conocimiento de nuestro propio ser tal como es constituye una verdad evidente por sí misma que no requiere de confirmación por parte de ninguna otra fuente. Por supuesto, es el pensamiento el que está formulando este descubrimiento, pero el descubrimiento mismo no proviene del pensamiento.

Las implicaciones de este descubrimiento son a la vez simples y profundas: en cada uno de nosotros, la paz, la felicidad y el amor que son nuestra naturaleza esencial están siempre presentes y disponibles. Es decir, aquello que verdaderamente anhelamos en la vida está disponible a cada momento, en cualquier circunstancia, en el sencillo conocimiento de nuestro ser tal como realmente es.

Si miramos de cerca y honestamente la gran mayoría de nuestros pensamientos y actividades, veremos que están orientados a obtener la paz, la felicidad y el amor por medio de la manipulación de las circunstancias o la adquisición de objetos y relaciones en el futuro.

Esta proyección de la paz, la felicidad y el amor en un futuro imaginario vela la paz, la felicidad y el amor que residen en el núcleo de toda experiencia.

El yo interior e imaginario se crea cuando esta paz, felicidad y amor resultan velados, y, una vez que ha sido creado o imaginado, se ve condenado a una búsqueda incesante; y busca, en un futuro que no existe, algo que, por definición, no puede encontrarse allí.

Esta es la tragedia y la comedia de la condición humana.

(Pasaje extraído del libro "Presencia. El arte de la paz y la felicidad".) Disponible en "Editorial Sirio".